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Inicio Historias Destacadas

La Gran Cazadora Azul | Episodio 1

Relato de acción y terror, protagonizado por una cazadora de monstruos y su descenso hacia un inframundo plagado de temibles fieras, inconcebibles panoramas, peligrosos ecosistemas, sanguinarios depredadores, mórbidos mutantes, tiránicos maleficios, sempiternas tinieblas, acerbas moralejas e intrusos extra-dimensionales.

Por H.A Matos
Reading Time: min de lectura
13
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La Gran Cazadora Azul | Episodio 1

Las aventuras de Sigrún “La Leona” Magwar: Oni [1], Maga Carmesí [2] y Agente de los Equipos de Cazadores de Autómatas Thuleanos [3] (ECAT), en las peligrosas alcantarillas de Última Thule.

*****

Última Thule, Thule, 2 de Zafiel de 1796, Baja Tercera Edad de la Era Gnóstica en el Eón Epigenético [4].

7:00

En el oscuro interior de una espaciosa alcoba, serenada por los ronroneos de un aire acondicionado, sonó la alarma del gatito plástico que fungía como despertador. Bajo tres edredones, Sigrún “La Leona” Magwar se desperezó a duras penas al tiempo que un aroma a violetas permeaba el aire, silenciando al artificial félido de un manotazo. Mientras se levantaba indolentemente de su cama, las persianas automáticas dejaron entrar los rayos escarlatas de Yaldabaoth y la “tricéfala mirada” de Agathós, revelando un “cuchitril” repleto de ropajes amontonados, papeles, botellas de aguamiel, jarras de formaldehído llenas de partes de animales, y un enroscado holo-ordenador cubierto por un sujetador de encaje; aislados del bullicio, la niebla y los zumbidos electrónicos de la calle; gracias al milagro de la insonorización.

Sigrún “La Leona” Magwar (Crédito: H.A. Matos)

Frotándose los ojos ante la luz, y afligida por una devastadora migraña, se dirigió hacia el baño, arropándose con su extragrande pijama rosa. Al tiempo que se lavaba la cara y se cepillaba los dientes, su reflejo le saludó desde el espejo: una mujer alta y rubia de ojos marrones y piel azul, cuernos fucsias, colmillos perlados, enormes senos, cabello largo y ondulado, faz aniñada (producto de múltiples cirugías rejuvenecedoras), y monstruosa musculatura gracias a los simbiontes implantados en sus brazos: dos organismos anguiliformes que le conferían la fuerza de seis gorilas a cambio de un poco de sangre y Orgón. Tal estampa inspiraba miedo, atracción y repulsión a partes iguales en colegas y pretendientes, pero esa mañana solo evocó ternura al tambalearse en dirección a la cocina al concluir sus abluciones.

Allí, formándose a partir de un cubo pulposo, la saludó Nuka, su homúnculo de marca ΘΕΛΗΜΑ [5] –un ser vivo artificial, mágicamente diseñado como un broncíneo e ictiocéfalo humanoide con piel blanquinegra y sifones verdes emergiendo de su nuca. Silenciosamente le ofreció a su dueña un coctel de nanomáquinas analgésicas de Hadit Industries [6], pero la detuvo con gentileza antes de que pudiera ingerirlas. Aturdida por el dolor, La Leona intentó lanzarle una mirada inquisitiva. 

Nuka (Crédito: H.A. Matos)

–¿Qué…? ¿Qué quieres? –murmuró, frotándose las sienes. 

–Mi ama, requiero sustento –le respondió el homúnculo con un ridículo falsete. 

–Aargh…, vaaale. Adelante…, toma lo que necesites. 

Tras haber obtenido consentimiento verbal, Nuka movió sus sifones como tentáculos y masajeó la cabeza de su ama, analizando su dolor y convirtiendo los datos que así recopiló en lo único que necesitaba: Orgón, pues su cuerpo no funcionaba con comida/bebida u oxígeno, pero compensaba con su resiliencia un intelecto mediocre y una aburrida (pero sorpresivamente empática) personalidad. Habiendo garantizado su sustento, preparó un ingente tazón de fideos para el desayuno y un vaso de agua fría para las nanomáquinas, y se mantuvo a la espera de órdenes, mirando al frente de manera vacua. 

Suspirando afligidamente, La Leona se bebió su “medicina” de un solo trago; desatando microscópicos enjambres de “embriones metálicos” que nadaron hacia su cerebro, inyectaron potentes sedantes, se fusionaron con su sistema nervioso y se desintegraron, provocándole un breve cosquilleo en sus dedos anulares mientras se subía de un salto a la encimera. Allí se zampó los fideos y observó cómo una “serpiente de electricidad” emergía de un enchufe y se transformaba en holo-pantalla; sintonizando la cadena de noticias I-GNC, de Aiwass Magitek [7]. Como todas las mañanas, solo emitía telebasura, pero le servía bien como “ruido de fondo”. 

Con la mente clara, repasó sus planes para el día, asistir a una reunión sobre su primera misión como líder de su propio escuadrón en los ECAT: Maner; y sus pensamientos divagaron hacia la celebratoria juerga y los ríos de aguamiel de la noche anterior. Se le habían asignado cuatro agentes, así como la responsabilidad de convertirlos en el equipo ideal: una manada de inexorables depredadores dispuestos a descuartizar, impávidos, a todo tipo de mutantes y criaturas creadas/causadas por la Magia. Aunque las actividades de los ECAT podían calificarse como “control de plagas sobrenaturales y engendros de la Magia bajo la suma autoridad de los jarls”, y la mayoría de los agentes actuaban como meros peones y asesinos; ella disfrutaba cazando, amaestrando/incinerando sus presas, preservando sanguinolentos trofeos, y vendiendo pieles y cadáveres a peleteros y taxidermistas de confianza; y no ansiaba otra cosa que compartir sus experiencias con sus subordinados, pero antes tenía que entrenarles, compenetrarse con ellos y… mantenerlos con vida. 

Tal “filosofía laboral” era compartida por los cuatro miembros del escuadrón en el que se había “formado”: Landeythan. Juntos formaban un equipo de élite liderado por Agnar “El Pescador” Scheving: oceánide macho (pisciforme, anfibio y antropomórfico) y Golemante (Archimágico y capaz de crear y esclavizar IAs originadas en la materia “inerte”); y con sus proezas se habían ganado el título de “mejores tauma-cazadores de Última Thule”. Siempre y cuando mantuviesen su vigilia en la ciudad, ninguna fiera escaparía de sus garras. 

El Pescador era su mentor y su rival, así como el “novio” ideal (aunque nada en concreto había surgido entre ellos, debido a la futilidad de sus incompatibles biologías): aquel que aguzó sus instintos y la guio a lo largo de su carrera profesional (regalándole las mejores armas que se podía permitir comprar, y ayudándola a decidir qué parásitos/simbiontes/ciber-implantes debía “instalarse”), ufanándose siempre de sus hazañas (siempre acaba recontando cómo manifestó un bufonesco árbol de zinc dentro del Bar Juchne [8] de un asesino serial) y sus trofeos (nunca perdía la oportunidad de jactarse de poseer la mano izquierda de un zombificado centauro [9] mastodonte, originalmente fallecido durante la Era Pneumática [10] y exterminado gracias a la cooperación de los Tartaruchi). Ya imaginaba largas noches juntos, saltando de bar en bar con sus subordinados y “lamiéndose las heridas” tras una exitosa operación. Solo tenía que completar, perfectamente, una misión.

Una vez acabó con los fideos, se bajó de la encimera (lenta como un megaterio) y le ordenó a Nuka que le preparara un sándwich de pavo y un batido de proteínas para el almuerzo, que limpiase su alcoba mientras ella no estaba, y que le sirviera kalops y vino tinto en la cena. Bostezando ruidosamente, se preparó para irse a trabajar, quitándose el pijama y dejándolo indolentemente en el suelo. En su desnudez, el tatuaje en su nuca se hizo visible, revelando el símbolo de su fe: el leopardo marino de la Iglesia Vitalista; la congregación más prominente al servicio de Padre Yig, Dios de la Vida.

The Merpanther of the Vitalist Church (Crédito: H.A. Matos)

09:00 

Dos horas después, se bajó de un taxi frente a La Perrera: el sombrío pilar de concreto y cristal tintado que fungía como cuartel regional de los ECAT; ataviada con un traje negro de extravagantes hombreras y un sutil maquillaje que le daba un aire de “belleza natural”. Con un mecánico silbido, las puertas automáticas se abrieron ante ella; revelando un cacofónico “coro” de tecleos, murmullos y movimiento de papeles. Cientos de burócratas y robots domesticados se afanaban en rellenar formularios y reportes; etiquetar con “códigos de barras” a homúnculos, golems y familiares recién creados; compilar información sobre avistamientos de monstruos; y catalogar cualquier evidencia de fénices en manos de personas sospechosas; al tiempo que pantallas de “electricidad aplanada” mostraban la ubicación de notorios críptidos y arali. La estatua de una sabuesa herida, esculpida en piedra verde, servía de “simbólica mascota” y “contemplaba” (desde un balcón curvo) un muelle de carga manchado de sangre. Allí abajo, los autómatas lo suficientemente sapientes como para ser sometidos a juicio (junto a sus propietarios), en lugar de ser conducidos a jaulas, laboratorios y crematorios como el resto de los reos; avanzaban en fila india hacia claustrofóbicas celdas, custodiados por taciturnos guardias equipados con picanas eléctricas y armas benditas por Deidades y Titanes. 

The Kennel (Crédito: H.A. Matos)

Impertérrita, se acercó a la recepción, donde una adusta abuela gnoma (velluda, ancha y menuda como una bebé de orejas puntiagudas, ojos avellanos y piel dorada y manchada como la de un jaguar) tecleaba furibundamente en cuatro teclados flotantes. Ni siquiera levantó la mirada ante ella, sino que se limitó a recitar secamente: “Ala Este, Sexta Planta, Sala de Conferencias B”. Dos escaleras mecánicas, un par de pasillos enlutados y un ascensor después; entró a una habitación circular donde la esperaban sus cuatro agentes, sentados alrededor de una mesa de caoba. Uno a uno, le dedicaron saludos militares. 

–Que el Príncipe de los Mutantes le bendiga en esta bella mañana, Jefa de Escuadrón (JE) Leona –croó Eberhard “Grilletes” Lund, un gveleshapi sapo (con el cuerpo de un antropomórfico y centáurico herptil) ataviado con una túnica cenicienta y un collar decorado con el leopardo marino. Era un Vitalista de gran devoción, fanáticamente opuesto a lo débil y lo demoníaco, y un experto en hechizos basados en barreras, sellos y la estasis. 

–… días, señorita JE –musitó Helge “Pilates” Pajari; un calvo, barbudo y canoso elfo grayo (humanoide con colmillos afilados, rostro inhumanamente angular y ultra-prensiles dedos) de ojos violetas; prácticamente envuelto en un abrigo de cuero extragrande y un traje marrón. Alto, flaco y musculoso; era un maestro de hechizos soporíferos y curativos, y un fanático del fisiculturismo.

–¡Qué pasa, jefa! ¿Cómo le va? –trinó Hanne “Dandi” Omdahl, un pelirrojo bugbear (reconocible por sus puntiagudas orejas, prominentes caninos inferiores, dientes afilados y cortas espinas de hueso) de ojos cian y piel verde, vistiendo un traje de rayas azul. Se le daba muy bien el controlar el magnetismo mediante la Magia, y disfrutaba “cazando” autómatas y galanes por igual. 

–¡¡Saludos, JE!! ¡¡Esperábamos con ansia vuestra llegada!! –bramó Ásta “La Rabiosa” Falkr, una frenética mujer nasnas de cabello corto y castaño con el ojo de cabra anaranjado, las orejas puntiagudas y la piel púrpura típica de su especie; que vestía un sayo blanco. Estaba familiarizada con hechizos diseñados para extraer información de lugares y seres desalmados, y tenía fama de paranoica (lo que aguzaba sus “sentidos de cazadora”) e iracunda. 

–Descansad, gente –les correspondió La Leona, devolviéndoles el saludo–. Me alegra veros con brío en un día como hoy, aunque no tengáis ni idea qué esperpentos tendremos que cazar en nuestra primera misión. Estoy segura de que nuestros superiores nos han preparado algo… “interesante”. 

–Efectivamente, moza. Pero esta misión no te va gustar en lo absoluto, mmm… –dijo una profunda voz detrás de ella, lo que Tres personas se hallaban de pie en el umbral de la sala, lideradas por “El Tío” Hákon Sigurdsson, el Tauma-Cazador General y director de los ECAT: un robusto murdhuacha (con un torso humanoide y la piel/mitad inferior de una babosa banana) vestido con un traje verde y ostentando un canoso y tupido (casi selvático) bigotón, un ridículo mullet, y tentáculos ópticos en su frente. Se había ganado su posición gracias a sus habilidades, sus conexiones políticas y su estatus como noble menor; y trataba a los ECAT como un “negocio familiar”. A su lado se frotaba las manos una regordeta rabisu (de ojos rojos y largos colmillos como el resto de su especie) con el cabello teñido de rosa, “empapada” en maquillaje gótico y arropada en túnicas negras; mientras que la tercera persona era una alta y desgarbada gennu de brunos rizos y el aura de una veterana militar, la cual se veía acentuada por las cicatrices de garra y los balazos que la cubrían sin afearla; dándole un aire de belleza agreste que complementaba sus ojos ambarinos, sus colmillos afilados y sus orejas ligeramente puntiagudas.

Al unísono, los miembros de Maner saludaron al Tío Hákon y contemplaron preocupados cómo se deslizaba hacia la mesa y colocaba en ella un holo-portátil, mientras la rabisu gótica se hundía en una silla y la gennu se recostaba a la pared y se mostraba impasible. Con un electrizante chirrido, el aparato proyectó mapas 3D del sistema de alcantarillado local ante los presentes y, al tiempo que su primitiva IA detectaba que “contaba con su atención”, superpuso sobre ellos fotografías de fallecidos y diseccionados seres vivos. Ratas, cucarachas, murciélagos, cuervos, zorros, gusanos, plantas carnívoras, hongos venenosos, perros, gatos y otras sabandijas “aparecieron” en la sala de conferencias; y el Tauma-Cazador General expectoró en un vaso de papel y se dirigió a sus subordinados, usando las fotografías para acentuar sus palabras: 

The Sewers of Ultima Thule (Crédito: H.A. Matos)

–Vale, muchachones, comencemos por dejar bieeen claro que esta es una misión de reconocimiento. Quiero que entréis, recopiléis toda la información/supervivientes que podáis, y salgáis pitando. No tratéis de eliminar/capturar al objetivo, o no volveréis vivos. Normalmente no le daría esta misión a un escuadrón debutante, pero…, mmm, con esta JE…, mmm…, impugnaría mi honor el manteneros fuera de esto…, y sé que saldríais corriendo a cazar si os enteraseis de que le di la orden a otros…, vosotros… 

–Un momento, señor, ¿a qué se refiere? ¿Qué tengo que ver con este caso en específico? –le interrumpió la Leona, recostando su fornida anatomía sobre la mesa–. Por favor, le ruego clarifique. 

–Moza…, aaah…, mmm…, te lo advierto otra vez: esta misión no te va gustar. Quería poneros a prueba con algo rutinario; como un bicho rabioso, una caterva de crocodilios en las alcantarillas, o un familiar renegado. Je…, os tenía preparado un lobo infectado con patógenos mágicos, y un par de esclavos con el cerebro lavado hasta volverlos ferales, pero encontramos… una guarida. 

–¿Una guarida? ¿Quién o qué la habitaba? 

–Presas. Mmm…, TODOS los casos de autómatas violentos sin dueño que hemos tenido, durante los últimos tres meses, aparentemente procedieron de una sola “colmena”: un nexo de túneles del alcantarillado, bajo una fábrica abandonada en un barrio marginal. Intrigados, escaneamos la zona con drones y homúnculos. 

–¿Y qué encontrasteis allá abajo? ¿El taller de un mago? 

–¿Un hechizo descarriado? –conjeturó Pilates. 

–¿Una máquina encantada? –especuló la Rabiosa. 

–¿Gánsteres armados con sortilegios? –supuso el Dandi. 

–¿Seres… extra-dimensionales? –preguntó Grilletes. 

–Detectamos trazas de… energía (tal vez Maná, tal vez Prósopon: nuestros sensores captaron una forma sobrenatural de… “estática”), cerca de una grieta en el muro de uno de los túneles; pero los homúnculos enloquecieron, destruyeron los drones y se suicidaron cuando les dimos la orden de entrar en ella. Viendo la situación, decidimos que un “toque” sapiente era necesario, por lo que… mmm…, le asignamos la misión a Landeythan y les dimos la orden de partir inmediatamente. 

–¿Landey… than…? El Pescador y su escuadrón en un lugar como ese…, y la misión consiste en… ¿rescatar supervivientes? –inquirió la Leona, temblando–. Señor…, SEÑOR…, ¿cuánto hace que partieron? 

–Salieron de aquí esta mañana, moza: una hora antes de que llegarais. Se internaron en la grieta y fueron atacados por una horda de ratas mutantes, a las que aniquilaron raudamente. Sin embargo…, mmm…, en cuanto acabaron con el último roedor, cundió el silencio y todos nuestros métodos de rastreo sufrieron un cortocircuito. Por eso quiero que vayáis a salvarlos, hoy mismo; y qué averigüéis qué cojones pasó con ellos y si necesitan ayuda. Si no volvéis con vida, tendré que postrarme ante el Jarl Gille y rogarle que envíe a las tropas. 

–¿QUEEEÉ? 

Absolutamente indignada y desconcertada, la Leona intentó abalanzarse sobre Hákon, instintivamente tratando de “silenciar al portador de malas noticias” y negar las devastadoras e insinuadas consecuencias de éstas, pero fue obstaculizada por la curtida gennu, quien la paralizó con una mirada. Sus ambarinos ojos aminoraron su shock mediante inexplicables, pero claramente sobrenaturales medios; al tiempo que le infligían un estado de alerta similar a un aguijón rozando su nuca, pero el arrebato que la inundaba nunca la abandonó: 

Todos los cazadores de autómatas se balanceaban en una cuerda floja entre la muerte natural, tras una larga vida llena de aventuras y trofeos; y el sucumbir a una alimaña maligna o una enfermedad exótica, pero ni la gloria ni la ignominia embotaban la tristeza de quienes quedaban para llorarlos. Para la Leona, la noción de perder a alguien tan importante en su vida como el Pescador, y tener que recuperar su cuerpo (si quedaba algo) de entre la inmundicia de toda la ciudad; le daba escalofríos y la hacía rechinar los dientes, presa de un abyecto terror. 

Automata hunters (Crédito: H.A. Matos)

–Sé que lo darías todo por salir corriendo de aquí e ir a salvarlo ahora mismo y, en efecto, eres la persona idónea para la misión; pero no te precipites –la regañó el Tauma-Cazador General–. Debemos prepararnos para lo peor, por ejemplo: ¿cómo resolveremos este… mmm…, problema si lo que se oculta allá abajo es un néfilim? ¿O el Avatar de un poder superior? Jarl Gille nos decapitará a todos si los ECAT acaban atrayendo la furia de los Altonatos en este caso…, y dicha furia podría extenderse hasta el Gilgul… 

–Por eso estoy aquí –terció la gennu, liberando a la Leona y frotándose los ojos–: me llamo Ingunn “Puñal” Hrafn, y he sido enviada desde Valgata como asesora en lo que concierne a monstruos y Avatares, cumpliendo con mi deber como sirvienta de lo Divino y ciudadana Thuleana. 

–Val… gata? –repitió la Leona, estupefacta junto a su escuadrón, pues ese era la calle que conectaba a Última Thule con el Salón de los Héroes: dominio del Implacable Ithaqua, Dios de la Guerra –. Eso quiere decir que… lo que habita allá abajo no Le pertenece…, ¿correcto? 

–Correcto. Y no os preocupéis por mis… habilidades –confirmó Puñal, produciendo de la nada un montante negro cubierto de runas humeantes–: aunque me especializo en hechizos cartográficos, he sido entrenada para el combate por Sus ángeles (los Dynameis) y voy bien armada: pues mis ojos “calman a las bestias de este mundo” gracias a Su bendición, y mi montante siempre cortará todo aquello que Él considere execrable. 

Valgata (Crédito: H.A. Matos)

–Ella cazará con vosotros… y morirá por ti si la misión así lo amerita, moza –declaró Hákon, dedicándole una severa mirada a la gennu y señalando con un baboso dedo a la regordeta rabisu, quien saludó tímidamente–. Y tendréis a Kerttu Neimi como conexión con La Perrera, usando el nombre en clave “Cromito”. 

–…, grrr…, ya veo. Señor, juro por Yig. el Maestro de la Cacería Salvaje –gruñó la Leona con los ojos inyectados en sangre–…, que haré todo lo posible para cumplir la misión. Me esforzaré en rescatar al Pescador y su escuadrón…, y traeré conmigo la cabeza de lo que habita en las alcantarillas… 

–Admiro tu pasión, moza, pero no cazarás sola: tienes “críos a los que criar”. Os ordeno que volváis vivos…, y mejores tauma-cazadores que cuando os fuisteis. 

Concluido su juramento, la Leona dirigió su atención hacia su escuadrón, quienes le devolvieron la mirada al tiempo que sufrían escalofríos. Les dedicó una furiosa mueca a los cuatro, emanando un “aura” salvaje y sedienta de sangre. Tras inhalar pomposamente, exhalar ruidosamente, y tensar todos sus músculos, rugió: 

–¡¡ESCUCHADME, PERROS!! ¡¡VAMOS A ENTRAR EN LA GRIETA Y RESCATAR A NUESTROS COLEGAS, SIN IMPORTAR CON CUÁNTA MIERDA TENGAMOS QUE LIDIAR ALLÁ ABAJO!! ¡¡ENTRAREMOS COMO CACHORROS…, Y SALDREMOS COMO FEROCES SABUESOS!! ¡¡AULLAD…, MIS CAZADORES!!! 

Continúa en el Episodio 2…

Notas extraídas del Compendio Kenomita

[1] Oni: subespecie de los Maelim. Son humanoides anfibios de afilados dientes, dos largos y coloridos cuernos, pieles cuya pigmentación incluye todos los colores, orejas puntiagudas, y caras de oni/hannya derivadas de mitologías terrícolas. 

[2] Magia Carmesí: elevada variante de la Piromancia que confiere el poder de absorber, bloquear, imbuir, crear y controlar fuego/ calor/ ceniza/ humo/ lava.

[3] Coalición de Jarls Thuleanos: alianza neofeudal y Teslapunk de vikingos futurísticos, gobernada por clanes de militares y esclavistas: los Jarls, quienes obtienen sus cargos a través del abolengo, las subastas de títulos y los (extremadamente reglamentados) duelos; y controlan brutal y sociopolíticamente a los plebeyos mágicamente poderosos.

Instantánea de la  Coalición de Jarls Thuleanos (Crédito: Kenomitian)

[4] Zafiel: tercer mes (con una duración de 31 días) del Calendario Labbita.

[5] ΘΕΛΗΜΑ: megacorporación de estética Bio Punk, prominente en los sectores de la biotecnología, la industria farmacéutica, la tecnología ambiental, la exploración extra-dimensional y la nanotecnología, así como la producción de bienes ergonómicos y autómatas. Todos sus empleados/ ciudadanos alojan simbiontes/ parásitos mágicos en sus cuerpos, y se someten a modificaciones biológicas subsidiadas. 

Instantánea de ΘΕΛΗΜΑ (Crédito: Kenomitian)

[6] Hadit Industries: megacorporación de estética Nano Punk, prominente en los sectores de la industria energética, la modificación genética, la industria farmacéutica, el transporte, la agricultura, la tecnología ambiental y la minería, así como la exploración extra-dimensional y la trata de esclavos. Todos sus ejecutivos de alto rango ostentan familias/asistentes genéticamente “mejoradas/os”, y comandan legiones de indoctrinados y artificiales seres vivos.

Instantánea de Hadit Industries (Crédito: Kenomitian)

[7] Aiwass Magitek: megacorporación de estética Post-Cyberpunk, prominente en los sectores de la robótica, la informática, los medios de comunicación masiva, la trata de esclavos, la industria pesada, el transporte, la exploración extra-dimensional y la producción de artefactos mágicos. Está completamente bajo el control del Liche Turiel Alraune, quien permanece anclado a Beulah. 

Instantánea de Aiwass Magitek (Crédito: Kenomitian)

[8] Bar Juchne: fénix creado por un Reencarnador (Archimago/a cuya Magia le permite “renacer”, devorando a un ser vivo cercano desde adentro, si los hechizos necesarios fueron preparados antes de la muerte).

[9] Centauros: subespecie de los Hashmallim. Son humanoides peludos con prominentes atributos de sinápsidos (de la cintura para arriba)/ cuerpos de sinápsidos (de la cintura para abajo).

[10] Según la Rueda de las Edades, la Era Pneumática en el Eón Epigenético (geológicamente ubicada en el Holoceno, justo antes de la Era Gnóstica) duró 8700 años: Primera Edad: 1-2000; Segunda Edad: 2001-7500; Tercera Edad: 7501-8700.

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H.A Matos

H.A Matos

H.A. Matos ha estado fascinado desde niño por los mundos de ficción (principalmente los ambientados en los reinos de la fantasía, el terror y la ciencia ficción), el Gnosticismo, el ocultismo, la cábala y la cultura otaku, soñando siempre con crear su propio universo narrativo.

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